Madagascar, carnet de voyage

Este corto de once minutos estaba nominado a los oscar del 2011. El director es el francés Bastien Dubois que realiza sus producciones a modo de diarios (cuadernos) de viaje por distintos lugares del mundo. Éste me sedujo porque se centraba en un país africano, Madagascar, y exploraba algunos aspectos de la cultura malgache. Los que me han seguido durante algún tiempo, saben de mi irremediable atracción por las culturas, las fábulas, las músicas y las estéticas africanas. Nunca he estado en África pero he intentando metérmela en las venas a través de la literatura, el cine y la música. Este carnet de voyage de Bastien Dubois penetra con precisión en la cultura malgache a través de técnicas de animación muy diversas combinando acuarela, dibujo a tinta o animación 3D,  a modo de un cuaderno que se va abriendo y nos va mostrando un país.

El protagonista es un viajero francés que es invitado a ver una fiesta singular, el Famadihana, que es el rito más característico de la cultura malgache, una mezcla entre las concepciones animistas africanas y  la malaya. El Famadihana es el rito delcambio de los muertos. En la cultura tradicional malgache esta ceremonia celebra la unión del mundo de los vivos y el de los muertos. Es el regreso simbólico de la muerte. Un cadáver es extraído de la tumba, se le envuelve en un sudario de seda y se le somete a distintas ceremonias festivas en las que participan todos sus parientes y amigos. Al final se le devuelve nuevamente a la tumba. El hecho de que la mitad de la población sea cristiana no supone un impedimento pues la religiosidad malgache  es sincrética y aúna componentes africanos, malayos, polinésicos y cristianos.

Madagascar, carnet de voyage es una reconstrucción fascinante de un viaje interior al centro de la cultura africana a través de dibujos llenos de magnetismo y ritmos y voces de la isla interpretados por grupos musicales como Rabaza, Rahiramalala et ses potes, Kintina Manga… La mezcla tiene un potente sabor africano y da la impresión de que nos identificamos con ese viaje del director del corto cuya imagen es elusiva, pero la intuimos a lo largo del viaje en autobús, la llegada a la aldea y la participación en el Fadadihana al que asistimos sorprendidos. La ambientación africana es convincente a través de las imágenes muy bien documentadas, con esos lemures omnipresentes, los sonidos ambientales, los mercados, el tráfico de las calles, los campos de arroz, los baobabs, los bosques, las aldeas, las tiendas, las playas… expresados mediante dibujos con técnicas tradicionales y vanguardistas en una síntesis perfecta.

África en las venas, llena de vitalismo, color, música y alegría.

JOSELU